A todos los niños, cuando salen del colegio les apetece pasar la tarde viendo la tele, jugar en el parque o estar tranquilos en casa con sus juguetes. Lo último que quieren es pasar la tarde haciendo deberes o estudiando, después de haber estado 8 horas en el colegio por las mañanas.
Dependiendo del profesor, el ritmo de la clase y de otros factores, las tareas pueden ser livianas o extensas, por lo que, en ese momento, los padres se ven ante la tarea de motivar a sus hijos a hacer los deberes y que lo hagan sin problemas. Te mostramos cómo hacerlo a continuación.
- Deja que descansen antes de hacer los deberes
No hay nada que los niños odien más que salir de clase, llegar a casa y ponerse a hacer los deberes o estudiar. Por lo tanto, deja que tengan un tiempo de esparcimiento antes de comenzar con las tareas, de esta manera, afrontarán la tarde con mayor capacidad de concentración. Será suficiente con media hora o una hora, para que el niño pueda correr al parque, merendar tranquilamente en casa o jugar con sus juguetes.
- Evita que vean la televisión o jueguen a la consola antes de empezar las tareas
Esto es algo súper importante y es que si tus niños se ponen a ver la tele nada más llegan del colegio entrarán en una dinámica de la que será complicado sacarles. Por lo que es preferible, si tienen deberes y cosas que estudiar, que salgan al parque, hagan algo de deporte, juguéis con ellos en casa o cualquier otra actividad que no implique el uso de pantallas.
- Sed empáticos con ellos
“La empatía es fundamental en la educación de los pequeños. Hay que saber ponerse en su lugar para intentar comprender lo que les ocurre. Porque a veces no es falta de motivación, sino de comprensión”, explican desde Oposiciones de Enseñanza, academia de preparación de oposiciones de enseñanza en Valladolid.
Así que procura armarte de paciencia y no enfadarte con ellos cuando tus hijos no quieran hacer los deberes ni estudiar. Piensa cómo pueden sentirse, emplea paciencia y pedagogía en lugar de gritarles y castigarles.
- Pon pequeños descansos mientras hacen los deberes
Si tus hijos traen muchos deberes a casa o mucho que estudiar, será complicado que lo hagan todo seguido de principio a fin sin levantar la cabeza. Lo ideal sería que estén 20 minutos haciendo sus tareas y que tengan 5 minutos de descanso. Esos minutos de desconexión no deben emplearse en usar tablets o teléfonos móviles ya que potenciaría la desconcentración. Usa el descanso para que merienden algo, beber agua, ir al baño, hablar con ellos…
- No les hagas los deberes, pero si necesitan ayuda, dásela
Los deberes son para que los hagan tus hijos pero puede que tengas la tentación de ir diciéndole las respuestas para acabar cuanto antes pero de estar manera no le ayudas.
A medida que los pequeños vayan aprendiendo los hábitos de estudio, puedes ir saliendo de la habitación y solo ir cuando ellos lo necesiten.
- Lenguaje positivo
Haz uso de un lenguaje positivo cuando estén haciendo los deberes y evita frases como “no te enteras de nada” o “lo estás haciendo mal”… A nadie le gusta que le hablen mal. Utiliza la empatía y crea todo lo contrario usando frases como “te has esforzado mucho, muy bien” o “está perfecto, buen trabajo”.
- Recompénsalos tras acabar los deberes
No es cuestión de premiarlos cada vez que acaben los ejercicios o de estudiarse un tema para el examen, pero sí de reservar actividades divertidas, juegos o alguna serie de televisión que les encante para verla juntos nada más terminen de hacer todo. Usa frases motivadoras como “cuando termines los deberes, vas a ver la televisión un rato, no te preocupes” o “Cuando termines de estudiar, jugamos a algún juego”.
- No te desentiendas
Tus hijos, a medida que va pasando el curso y va creciendo, va adquiriendo autonomía. Tendrá menos dudas y gestionará mucho mejor el tiempo, no obstante, es conveniente que estés pendiente de la agenda escolar. Echa un vistazo para ver que deberes tiene y cuando hay examen o si tiene algún trabajo que hacer en casa. Puedes ser de gran ayuda si les echas una mano gestionando los tiempos y organizando los deberes desde lo más difícil (al principio de la tarde, que estarán más frescos), a los más fáciles, para el final de la tarde.
Lo importante de todo esto es que tus hijos siempre te vean como un apoyo y no como el enemigo. Explica las cosas con cariño, no te enfades con ellos cuando no entiendan algo o cuando no quieran hacer los deberes. Simplemente expón una serie de normas y recompensas y seguro que todo va hacia buen puerto.