En el paro con 50 años: no te vengas abajo, hay salida

Hay situaciones en la vida que no se las recomiendo a nadie. Una de ellas es la de quedarte sin trabajo a los 50 años. La verdad es que es muy jodido, con perdón. Siempre se dice que la edad no tiene que ser un impedimento para cumplir tus sueños. Que si quieres, puedes. Pues bien, esto no es cierto. Porque yo quería encontrar trabajo, yo quería seguir en el mío, pero un temido ERE, el expediente de regulación de empleo, llegó a mi vida. Y lo hizo en el peor momento, porque contaba con mujer y dos hijos en una edad muy complicada.

Pues bien, quiero contar mi experiencia personal para que, al menos, le sirva para poder ayudar. Y no, tampoco me gusta esa frase que muchos te dicen mientras ellos tienen una cuenta corriente de muchos ceros “es lo mejor que te puede pasar”. Pues no, no es lo mejor que me puede pasar, es un túnel negro muy complicado. Pero bueno, después de lamentarme, ahora sí que os digo que estar en el paro a los 50 años no es un problema, ahora bien, lo que tienes que hacer es asimilarlo rápido y querer salir de esta situación.

La verdad es que nunca pensé que me podía pasar a mí. Llevaba más de dos décadas en la misma empresa, 20 años, casi media vida laboral, en una fábrica de automóviles donde había ascendido de operario a supervisor. Pensaba que esto era mi mejor aval, pero se comprobó que no, que al final, eres un número y te pueden largar en cualquier momento.

Un golpe muy duro

Como os digo, al principio, el golpe fue duro, bueno, muy duro, de los peores que me han pasado en mi vida. Todas las ofertas de empleo que encontraba en Internet era para universitarios y gente con experiencia en tecnología. Y no, no me veía yo poniéndome a estudiar con 50 años. “¿Quién me va a contratar a mi edad?”, pensaba todas las noches.

Pero al final era cuestión de coger el toro por los cuernos. Aunque es cierto que lo mejor que me vino fue hablar con mi amigo Alberto, que me recomendó hacer cursos online sobre administración de negocios y marketing digital. Y oye, la verdad es que me fue muy bien. Uno que realice en Tecno Inte me vino muy bien porque me sirvió para adquirir la base que no tenía. Un curso diseñado para proporcionar habilidades prácticas y teóricas que me vino muy bien.

También asistí a talleres de emprendimiento. Todo sumaba y la verdad es que el túnel tenía al final un poco de luz. Y es en uno de estos cursos donde aprendí a gestionar una empresa, y entonces decidí ponerme a hacer lo que sabía, arreglar coches. Pero en este caso, ya no como gerente como en mi anterior empresa, ahora ya lo iba a hacer como un currela más.

Usando mis ahorros y capitalizando todo el dinero que te dan por ir al paro, compré herramientas y comencé a arreglar pequeños coches, en su mayoría de amigos o de excompañeros del curro, que hay que reconocer que se portaron de 10 y no me dieron la espalda. Luego se lo quise agradecer y les invité a una cena a todos ellos.

Al principio, solo era esto, pero poco a poco mi nombre se fue corriendo de boca en boca. Gracias a los cursos de marketing, también aprendí a vender por redes sociales y, en menos de un año, mi negocio creció más de lo que jamás imaginé. Y sí, por fin pude ofrecer a mi familia la tranquilidad y seguridad que se merecían. Es cierto que uno de los momentos más emocionantes de todo este desierto que me tocó vivir es cuando mi hijo pequeño, Marco, de solo 9 años, me dijo :”papá, en el colegio no me atrevía a decir en qué trabajabas, y ahora se lo digo a todos”. Sí, se me cayó una lágrima.

Dos años después, a los 52 años, no solo había recuperado mi estabilidad laboral, sino que también había encontrado algo más valioso, la posibilidad de tener mi empresa y de saber administrar mi propio negocio.

Con esta historia quiero demostrar que nunca es tarde para comenzar de nuevo y que, con esfuerzo y aprendizaje, la famosa crisis, sí puede ser una oportunidad. Aunque de verdad, el golpe es duro, por lo que tienes que tener claro es que te va a costar. Lo mejor es rodearte de buena gente, y sobre todo que nadie te dé la espalda.

Comparte:

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Articulos más comentados
Our gallery
Scroll al inicio