A veces, es difícil hablar de según qué temas. Presumimos de que la sociedad de hoy es más abierta que nunca, pero lo cierto es que hay cosas que deberíamos hacer un esfuerzo por cambiar. Hay temas tabú de los que deberíamos charlar más porque de ese modo se puede combatir el desconocimiento o los riesgos que existen al respecto de ellos. Seguramente penséis que el sexo sea uno de ellos. Y es completamente real. A lo largo de estos párrafos, vamos a hablar de otro: el del suicidio, que sigue siendo un problema social ante el que debemos poner en liza las mejores soluciones.
Un asunto como el suicidio hace que tengamos que plantearnos muchas cosas en relación a nuestra sociedad. ¿Por qué hay personas que deciden acabar con su vida antes de tiempo? Siempre hay razones por las cuales querer vivir y salir adelante. Es misión de toda la sociedad hacérselo ver a estas personas para que no escojan una vía como la del suicidio, que es la forma más triste de querer terminar con algo que empezaron los propios padres y madres de esa persona con toda la ilusión del mundo. No debería acabar nadie así. Además de triste, es injusto. La sociedad debe invertir más en la prevención de este tema.
¿Qué tiene que estar pasando cuando son más de 4.000 personas las que se suicidan en España cada año? No es un dato que nos hayamos sacado de la manga, es una cifra que compartió una noticia de la web de Radio Televisión Española en septiembre del año pasado. Al día, son 11 personas las que deciden poner fin a su vida en todo el territorio español. Hay un dato relacionado con este que nos parece realmente curioso: casi el 75% de las personas que se suicidan son hombres. Casi 3.000 de esas 4.000 personas son hombres y la verdad es que también esto merece un estudio por parte de la sociedad.
Pero si hacemos un ejercicio de estadística comparada, la verdad es que veremos que España no es uno de los peores países del mundo en este sentido. Hemos echado un vistazo a los datos relativos al suicidio que nos ofrecen desde la web de Banco Central en relación a los países de la Ocde, datos que, por cierto, están actualizados a 2019. España tiene un valor de 7’7 puntos en lo que respecta a esa estadística de suicidios, mientras que hay países como Lituania que superan los 26 puntos. O la República de Corea, donde superan los 28 (4 veces más que nosotros). El nuestro, por cierto, está por debajo de la media de la Ocde, que es de 12 puntos. Aún así, hay mucho que hacer en este sentido.
Lo inteligente pensamos que sería que la estrategia fuera conjunta entre todos los países del mundo. Para empezar, estaremos todos de acuerdo en que a nadie le conviene perder población por suicidio. Aunque sea por imagen, porque esto no habla nada bien de nuestro país. Tampoco interesa, por supuesto, perder fuerza de trabajo. Por tanto, lo que resulta idóneo es que se trabaje en líneas de trabajo comunes para evitar que haya motivos por los cuales las personas decidan ponerle fin a su vida. Si bien es verdad que hemos dado pasos hacia delante en este sentido, todavía quedan muchas cosas por hacer. Y hay que darse prisa.
Lo primero que creemos que es importante en este sentido es procurar que el suicidio deje de ser un tema tabú en cualquier lugar del mundo. ¿Y cómo es posible conseguirlo? Generando contenido en todos los medios: la tele, la radio, los periódicos, Internet, las redes sociales… Todo es elemental y va a jugar su importancia a la hora de proveer de más información a la gente y que sepa, sobre todo, de qué manera puede prevenir la aparición de un asunto como este en nuestra sociedad. Cuanta más gente sepa que hay maneras de salir de una situación personal complicada, más personas abandonarán la idea de quitarse la vida y luchar por algo.
Pero claro, para eso, es necesario que exista la colaboración de los poderes públicos. Ya sabéis que a fin de cuentas este es un asunto de salud pública y que las campañas que hacen estos poderes suelen tener una presencia bastante importante en todos los medios y soportes. Por tanto, es necesario que tanto ese poder público como las entidades que se dedican de manera profesional al mantenimiento de la salud mental trabajen en consonancia en pos de un objetivo que entendemos que debe ser primordial y que puede marcar el futuro de muchas personas para bien. Hay países que están trabajando mucho más que otros en este sentido, la relación en relación a esto no es simétrica, así que España tiene que convertirse en un líder en este sentido aunque no tenga la tasa de suicidio más alta ni por asomo.
El suicidio y lo que tenemos en nuestra mente, nuestros pensamientos, son cuestiones que tienen una conexión que no se puede negar. Como os decíamos más arriba, una de las claves para poder reducir el número de personas que lo llevan a cabo o que lo piensan es generar contenido que vaya destinado a detectar cuándo puede haber señales que nos lo anticipen en otra persona o qué se puede hacer para hacer cambiar de opinión a la persona que se lo está planteando. En el blog de la clínica Uzal hay un artículo relacionado con esto y la verdad es que nos parece una muy buena idea que entidades que se encuentran relacionadas con el tema ligado a la salud mental desarrollen este tipo de contenido.
- En lo que tiene que ver con las cuestiones que nos pueden poner en alerta ante un posible caso de suicidio, nos encontramos con comentarios sobre querer morir, sentimientos de desesperanza, aislamiento social, cambios en el comportamiento, regalar pertenencias personales o aumento en el consumo de determinadas sustancias como el alcohol o las drogas.
- Una vez que esto se ha detectado, lo idóneo es saber cómo actuar, entre lo que podemos encontrar el hablar abiertamente del tema, escuchar sin emitir juicios, involucrar a profesionales tanto de la salud mental como de la salud general, no dejar a la persona sola en ningún momento o eliminar accesos a medios letales.
¿En qué situaciones personales se plantean las personas una cosa así?
Son muchas y de lo más variadas. Y hay algo que las conecta a todas: que todas y cada una de ellas tiene una solución. Por muy difícil o laboriosa que parezca que sea, cualquier situación puede ser superada. Es verdad que todas van a requerir ayuda, pero obtener esa ayuda ahora sí es más fácil que nunca porque la sociedad empieza a concienciarse de lo importante que es luchar contra un problema como del que estamos hablando.
Esas situaciones delicadas son las que os comentamos a continuación:
- Una situación económica delicada. El suicidio creció en España durante los años de la crisis, en los que ya sabéis que hubo mucha gente que perdió su empleo y que no tenía ahorros.
- Haber perdido a un ser querido. Es evidente que nada nos lo va a devolver, pero merece la pena continuar con nuestra vida para mantener viva su memoria.
- El sentir que no valemos para nada. Es algo que ronda por la mente de las personas mayores. Y es injusto, porque las personas mayores sí que son de gran utilidad para la sociedad en tanto en cuanto nos pueden proporcionar su experiencia en determinadas situaciones.
- El bullying y la no aceptación social. Lo primero es un problemón en los centros de enseñanza primaria y secundaria. Lo segundo siempre ha existido y es necesario que lo tratemos con un profesional.
Está claro que este es un tema que nos concierne a todos y todas. Es posible que una buena parte de todas las personas que estéis leyendo este artículo hayáis conocido a alguien que ha pasado por una situación como de la que estamos hablando o que sepáis que alguien que solo conocéis de vista también se haya visto cerca del precipicio. Y es que este es un asunto mucho más cercano a nosotros de lo que solemos creer. Por tanto, lo mejor es que le demos la visibilidad que merece para que todo el mundo sea consciente de que de esos pensamientos también se sale.
Ojalá que la sociedad pronto esté al 100% preparada para que el suicidio pase a ser historia tanto en España como en cualquier otro país de este mundo. Sabemos que eso es muy complicado, pero siempre hay que ponerse los objetivos más ambiciosos para tratar de que los resultados que se obtengan con posterioridad sean los mejores, algo que es terriblemente necesario en un asunto de tanta gravedad como el del suicidio. No podemos fallar en este cometido. No podríamos perdonárnoslo jamás. Tenemos una gran responsabilidad y hay que cumplir con ella.