Es curioso comprobar cómo, a raíz de todo lo que está pasando a nivel mundial con la pandemia de Covid19, la gente se ha lanzado a vender por Internet. Obviamente es un negocio como cualquier otro y yo, personalmente, lo veo estupendo, pero la realidad es que la idea de empezar un negocio online al comprobar que con el confinamiento casi todos nos hemos lanzado a comprar lo que necesitamos a través de la red no es idea solo de unos pocos, sino de muchos, y si todos nos ponemos a vender online la competencia acabará siendo tan brutal que únicamente un pequeño porcentaje de suertudos conseguirán vivir, o ganar un extra, en este mundillo.
Mi amiga Clara, que prácticamente ha intentado crearse un futuro profesional en casi todos los sectores conocidos, ahora me ha dicho que pretende vender productos de Avon. Es una chica muy abierta al público, habla con cualquier y tiene don de gentes, por lo que la idea de que se convierta en comercial no es mala, pero cuando me dijo lo de Avon yo, en lo que pensé, es en esas mujeres de los años 50 que iban casa por casa diciendo eso de “Avon llama a tu puerta” y claro, no me la imaginé. Luego me explicó que no tiene nada que ver con eso, que ahora todo es mucho más moderno que antes y Avon, como todas las empresas, se ha adaptado a la situación actual. Ella, de lo que me hablaba, es de montar una tienda online de Avon.
Se trata, básicamente, de tener tu propio negocio online vendiendo productos de Avon y obteniendo, por ende, un porcentaje de las ventas. Es decir, metodología similar a la antigua pero modernizada. Y es una pena, porque yo ya me la imaginaba convirtiéndose en una mujer muy similar al personaje de la madre de Winona Rider en “Eduardo Manos Tijeras”, quien tocaba a todas las puertas de las viviendas que encontraba para vender sus cosméticos. ¿Os acordáis de ella? La encarnaba una espectacular Dianne Wiest, ataviada con los estereotipados trajes de chaqueta tipo Channel, y es uno de esos personajes secundarios magníficos que a veces nos regala el cine y que se quedan más en nuestra retina que los personajes principales.
Pero al final, Clara no será como ese personaje, sino más bien como una empresaria joven que pretender invertir y ganar dinero con su propia tienda online.
Personalmente yo no soy de comprar demasiados cosméticos, aunque hay quien me dice que debería hacerlo para mantener mi piel joven y bonita, pero es que la idea de tener que implantar una rutina de belleza diaria, o de cuidado facial (como quieras llamarlo), se me hace cuesta arriba. Bastantes “rutinas” tengo que llevar por obligación como para implementar una más, ¿no?
El caso es que Clara me obligó a echar un ojo a una de esas tiendas Avón y probar alguno de sus productos. Al final accedí, solo para que no me dijera que no era capaz de hacerle un favor y darle mi opinión al respecto, y acabé comprando un par de cosas en Avone Store.
Tengo que reconocer que si te obligas a no olvidar seguir tu rutina, al final se nota. Yo no quería mucho lío así que me limite a comprar agua micelar, un tónico facial, un exfoliante y una crema para pieles mixtas. Seguí la rutina que ella me recomendó durante 15 días, y la verdad es que ya noto los resultados.
Rutina diaria:
- Lavarte la cara con agua y jabón PH neutro.
- Lavarte la cara con agua micelar.
- Dos veces a la semana aplicar el exfoliante y enjuagar bien
- Usar el tónico facial una vez al día.
- Y por último aplicar la crema dos veces, por la mañana y para irnos a dormir.
El resultado es que tengo la piel más suave y con menos imperfecciones. De hecho, donde más he notado la rutina de limpieza es en mi barbilla, pues antes tenía muchísimos puntos negros que me resultaban complicadísimos de eliminar y ahora he notado que han disminuido notoriamente desde que empecé con todo esto.
¿Pero conseguirá beneficios?
Después de convencerme de que los productos de cosmética, y de Avon concretamente, sí pueden traernos grandes beneficios de salud y estética, le toca convencerme de que conseguirá también beneficios económicos porque ahora el problema no radica en vender productos que de buena calidad, sino en conseguir que te los compren a ti y no a la competencia.
Para ello tiene que conseguir que su página sea visible en Internet y eso, mucho me temo, que solo se consigue con publicidad online y con una buena campaña de marketing. Para empezar, tiene que invertir en banners, publicidad en Google y otros sistemas como los anuncios en Facebook, Instagram y otras redes sociales. Pero la cosa no acaba ahí, porque si realmente quiere vivir de esto, tiene que conseguir aparecer en Google, en la primera página de resultados del buscador cuando alguien realice una búsqueda similar a “comprar productos Avon” o directamente “cremas faciales” y eso, queridos amigos, no es sencillo.
Por lo que he podido leer hay que empezar por intentar aparecer por palabras muy centradas en lo que vendes como, por ejemplo, “crema antiedad Avon” o “pintalabios Avon”, luego por algo más genérico pero aún muy acotado como “productos Avon” y cuando ya hayas conseguido eso, puedes intentar competir con las grandes marcas online con búsquedas como “comprar cosméticos” o “cosméticos online”, pero hasta llegar ahí queda mucho camino por recorrer. De hecho, con que aparezca por las búsquedas de la primera fase, esas que están súper acotadas, ya se puede dar con un canto en los dientes.
Eso sí, por lo que hemos podido averiguar, por poca visibilidad que consiga empezará a vender, porque los productos Avon se venden como churros, y eso podría significar más inversión en publicidad y marketing que llevará a más visibilidad y más ventas. Es como la pescadilla que se muerde la cola, si inviertes y tienes un buen producto lo normal es que vendas así que cuánto más inviernes, más vendes. De lo que se trata es de ir haciendo la cabeza de la serpiente cada vez más grande, para invertir más y ganar más y, al final, tener unos beneficios más que suculentos.
¿Y tú, lo intentarías?