¿Debería el turismo bajar los precios?

Hoy no vengo a contaros una de mis peripecias, hoy vengo a hacer una reflexión sobre cómo funciona este mundo y lo hago basándome en la posibilidad nula que tienen muchos españoles, entre los que me incluyo, para disfrutar de unas vacaciones lejos de casa. Y es que estamos viendo noticias que indican que los hoteles están registrando un 40% de ocupación, como mucho, y que son los hoteles de lujo los que más están sufriendo esta crisis por culpa de la falta de turistas extranjeros pero habría que preguntarse por qué ocurre esto.

Estaba claro que el turismo iba a ser uno de los sectores más castigados por la crisis sanitaria pero lo que no está tan claro son los motivos. Por un lado tenemos el hundimiento del turismo extranjero, pero por otro tenemos a muchísimos españoles con ganas de relajarse, de olvidarse un poco del tema Covid19 y de veranear como nunca, el problema es que económicamente no pueden hacerlo.

Como empresario está claro que si puedo ganar 100 en lugar de 50 voy a hacerlo, el problema viene cuando tu público, el que podía pagar 100, ha desaparecido. Ahora mismo estamos ante esta situación porque el turista extranjero apenas llega hasta España y los hoteles permanecen medio vacíos, con la pérdida de dinero y puestos de trabajo que todo eso conlleva. Ahora bien, ¿por qué no empezar a cobrar 50 y conseguir así más clientela? Pues básicamente porque no compensa.

Un  empresario hotelero va a ganar lo mismo con 20 habitaciones en uso a 100 euros cada una que con 40 habitaciones en uso a 50 euros cada una y con la primera opción tienen que trabajar menos. Es decir, que ganan lo mismo y contratan a menos personal por lo que al final el beneficio es mayor.

Y el caso es que yo todo eso lo entiendo, porque si sumamos ese beneficio al hecho de no “denigrar” tu hotel bajando tanto los precios es un suma y sigue. Porque esa es otra, hay muchos establecimientos que no bajan sus precios a pesar de que saben que ganarían mucha más clientela porque si lo hacen entrarían dentro de ese sector al que muchos tienen acceso y si quieren seguir apodándose “gourmet” o “de lujo” no pueden rebajarse tanto.

Al final el resultado es la destrucción de puestos de trabajo y que el español medio se queda sin vacaciones. Por eso, y en base a que ahora al que hay que apoyar es al trabajador para que no pierda sus ingresos, creo que todo el sector turístico, sin excepción, debería bajar los precios de forma generalizada en todos sus servicios. Ahora que ya sabemos que eso no va a ocurrir.

Aunque aún queda una posibilidad, los campings y el alojamiento rural. Y es que aunque cada día que pasa todos somos más conscientes de que estamos viviendo un aumento irrefrenable de casos Covid19, aún podemos permitirnos alguna semana de vacaciones seguras, a los que el miedo no nos ha hecho ya mella. Las casas rurales y los campings te dan la posibilidad de vivir un verano divertido, diferente, y ver rincones de España que antes no habías visto, a un precio menor que el de los grandes hoteles costeros.

Lógicamente también encontramos alojamientos rurales de lujo que no son aptos para todos los bolsillos. Según Ruralzoom, el conocido portal online de alojamientos rurales en islas baleares, el glamping (que es como se conoce al camping de lujo) y los alojamientos rurales de lujo también han sido muy demandados estos meses de julio y agosto, pero nada que ver con aquello que no es apodado “de lujo”. Y es que el español medio tiene un sueldo que solo llega para unas vacaciones medias, así de simple.

Una de las casas rurales que más años lleva en este sector, Cortijo el Sapillo, asegura que para ellos la crisis sanitaria se ha notado en otros ámbitos, pero no a nivel de reservas una vez finalizadas las fases de la desescalada, ya que están completos hasta septiembre. Lógicamente lo notaron antes, durante el confinamiento, y ya hablan de lo que podía pasar de cara a finales de septiembre y el puente del Pilar, ya que no creen que la situación vaya a mejorar sino, más bien, a empeorar.

Al final, la conclusión que se puede sacar de todo esto es que los españoles queremos seguir con nuestras vidas, queremos salir a tomar una caña y queremos irnos de vacaciones, pero no todo depende de nosotros. Dicen que para que el país siga funcionando, aquellos que no hemos perdido el empleo debemos seguir haciendo lo que habríamos hecho sin Covid19, es decir, gastar, el problema es que a veces es complicado.

Pero esa no es la única obviedad que podemos desgranar de todo esto ya que si hablamos exclusivamente de turismo hay otra conclusión bastante llamativa que podemos obtener. Y es que está claro que los españoles queremos disfrutar y a muchos de nosotros nos gusta el tema de veranear en diversos pueblos, tanto del interior del país como de la costa, pero hay un problema de base que nos obliga a muchos a esperar varios años para poder hacer algo similar, la economía.

El sueldo medio en España es bueno para pasar el mes, incluso para tener un colchón y pagar con él extras que puedan venirte como roturas de vehículo, seguros, cambio de electrodomésticos o una televisión nueva pero ¿llega realmente como para ahorrar todos los años unas vacaciones para toda la familia? Pues la realidad es que no.

Los sueldos no llegan

La única forma de que una familia de, pongamos cuatro miembros, pueda veranear todos los años (dentro o fuera del país, ahora mismo eso no tiene importancia), es que ambos progenitores traigan sueldos a casa más o menos decentes porque con un sueldo mileurista y una media jornada, por ejemplo, es imposible, y este es el caso de muchísimas familias.

Yo misma, mirando a mi alrededor, encuentro familias con un solo sueldo de unos 1300 euros/mes, familias con un sueldo de 990 euros y otro de 450 euros, familias con un solo sueldo mileurista, y alguna familia (las más afortunadas) con dos sueldos que superan los 1200 euros. Y son estas últimas las únicas que pueden permitirse ciertas licencias.

Lógicamente también hay afortunados, con dos buenos sueldos a final de mes o con uno solo pero buenísimo, y luego están aquellos que ingresan más de 3.500 euros al mes, que aunque son los menos, también los hay. Pero obviamente no estamos hablando de lo que ellos pueden permitirse o no, sino de lo que la gran mayoría de familias puede permitirse, y en ese caso el tema de las vacaciones cojea.

Habrá quien diga que eso no es importante, que lo verdaderamente importante es comer todos los días, tener una vivienda con comodidades y, por supuesto, poder cubrir las necesidades básicas, pero la realidad es que si todos vivimos al límite el país no se levanta porque nadie puede gastar ni un euro de más. Además, si todos vivimos con lo mínimo el nivel de estrés aumenta, e incluso las depresiones, ya que no poder salir a tomar ni un helado con tus hijos a una terraza por falta de monedas en los bolsillos puede llegar a ser verdaderamente traumático.

Entonces ¿cuál es la solución con el tema del turismo? Pues nadie la tiene, pero yo os puedo dar mi opinión. Podría decir que lo ideal es bajar precios pero luego lo pienso detenidamente y si en Europa pueden pagar esas tarifas y nosotros no, tal vez lo ideal no sería bajarlas sino subir los sueldos para equipararlos a Europa y, por supuesto, no hablo de países como Grecia o Italia sino más bien de países como Alemania e incluso Noruega.

Ahora bien, de aquí a que nosotros consigamos esa equiparación falta mucho, y ni siquiera antes de la crisis sanitaria estábamos cerca de conseguirlo así que mucho menos ahora. Debido a ello, tal vez pudiera ser interesante que ciertos sectores de ocio, en el que incluimos el turismo español en su más amplio espectro (hoteles, parques de atracciones y acuáticos, chiringuitos de playa, actividades de aventura en montaña y playa, etc.), tuvieran unas tarifas mínimas pero también unas máximas de modo que, el español medio, pudiera permitirse de vez en cuando alguno de esos lujos.

Por ejemplo, Aqualandia, uno de los parques acuáticos más conocidos a nivel nacional por su situación en Benidorm (la ciudad de las vacaciones por antonomasia a pesar de que Marina d´Or tenga copago el slogan) tiene unos precios que pocos pueden pagar. Hablamos de 26 euros por cabeza o entrada familia de 112 para dos adultos y dos niños de entre 4 y 12 años. Muy bien, pongámonos serios, ¿cuántas familias pueden gastarse 112 euros en un solo día de ocio? Y a eso habría que añadirle la comida para pasar allí el día e incluso la gasolina del coche si no vives en el propio Benidorm. Tranquilamente podemos estar hablando de 200 euros en menos de 24 horas y aunque para mucho eso es algo aceptable, para la gran mayoría no lo es.

Para colmo este año cierran sus puertas el día 24 por la falta de afluencia que están teniendo este año tan extraño con el tema coronavirus así que, ¿qué mejor año que este para bajar un poco los precios? Sin embargo, prefieren cerrar…

Sea como sea la situación es la que hay así que con Covid19 o sin él,  me temo que nos hace falta un buen empujón salarial si queremos poder veranear como lo hacen los extranjeros en nuestro país.

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