Cuando una pareja se plantea casarse lo hacen pensando en lo mucho que se quieren y movidos por la ilusión de celebrar un día especial con motivo de ese amor y por el deseo de compartir la vida juntos. Pero lo que la mayoría de parejas no saben, o no son realmente conscientes, es que organizar una boda supone mucho estrés y quebraderos de cabeza.
Es tu boda, no dejes que se entrometan
Toda pareja cuando se imagina el día de su boda lo hace desde la ilusión, imaginan su día idea, todo bonito y maravilloso, el cuento perfecto, pero realmente no son conocedores de todos los detalles en los que hay que pensar y todos los problemas a los que enfrentarse a la hora de organizar una boda. La realidad es que cada pareja tiene una idea concreta de cómo les gustaría que fuera su boda y el primer escollo que tienen que superar es ponerse de acuerdo entre ellos, tarea bastante difícil porque como es normal, cada persona tiene un gusto, y por mucho que quieras complacer a tu pareja, ese día es de las dos personas, por lo que al final todo el mundo tiende a ser egoísta y defender su postura.
Una vez acordadas las pautas y el plan de ruta entre los contrayentes hay que ponerse manos a la obra e intentar lograr lo que uno desea. A partir de ahí empiezan los verdaderos problemas, en este punto es cuando llegan los opinionistas, cualquier familiar o amigo incluso, que piensan que tienen derecho a opinar sobre cómo y qué debe hacerse en una boda que no es suya y de la que no son protagonistas. Es en este momento cuando aparecen las aportaciones de ideas no pedidas que en la mayoría de los casos pretenden imponer con la excusa de que son la madre, el padre o la abuela quien lo pide, esto señores se llama chantaje psicológico y es de lo que hay que huir, la pareja debe mantenerse firme y no sucumbir, por muchas discusiones o enfados de pacotilla que se produzcan hay que ser fuerte, porque al fin y al cabo, la ilusión de organizar una boda es única e intransferible de la pareja, y aquellos ya tuvieron su ocasión para organizar y vivir la suya propia, y quien no lo haya hecho ya tendrá oportunidad de hacerlo.
Es muy habitual tener que aguantar insinuaciones e indirectas muy directas de cómo debería ser algo, o de lo que quieren que hagas, que elijas, que te pongas….en definitiva, se permiten el lujo de entrometerse en todo y no hay derecho a eso, no se debe dejar que traspasen la línea ni un poquito, que todo lo que la pareja elija y decida sea porque lo quiere así y no por contentar a nadie. Temas como el lugar elegido para el enlace, la celebración, la decoración, el menú, los invitados, la organización de las mesas, la fiesta, barra libre sí o barra libre no…son todo cuestiones en las que solo deberían participar los contrayentes. Esta es una tarea no libre de complicaciones, son muchas cosas a tener en cuenta, muchas cosas que coordinar y no todo el mundo está preparado para ello o tiene el tiempo suficiente. Aunque todos más o menos podemos tener claro lo que queremos a la hora de llevarlo a la realidad se nos puede volver cuesta arriba y puede crearnos muchos agobios y fricciones entre la pareja, es algo totalmente habitual. Por este motivo hay quien dice que si superas la organización de una boda, estás preparado para casarte con esa persona con la que has pasado por ese proceso.
Si lo necesitas, pide ayuda a profesionales.
La verdad es que organizar una boda es un reto y pone al límite a todo el mundo a pesar de que debería ser algo bonito, sin problemas y por supuesto con final feliz. Pero ese objetivo no siempre es fácil de alcanzar sin la ayuda de profesionales, es por ello que existen muchas empresas que directamente se encargan de organizarlo todo. Empresas como Mi boda con Rossini, dedicada únicamente a servicios de bodas, ofrecen gran cantidad de servicios y opciones de montaje y personalización, la puesta en escena, los detalles y por supuesto la comida. Gracias a este tipo de empresas la pareja recibe el asesoramiento perfecto para lograr su día ideal, desde luego no hay nada mejor que poder confiar en profesionales que saben conectar con el cliente, conocer sus gustos y ayudarles a planear y vivir su día perfecto, día que para bien o para mal quedará para siempre en su recuerdo.