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Ocurrencias de niños

Hay quien dice mi trabajo es muy monótono. Llega a las 8:30 al centro de educación infantil, prepara la clase, a las nueve recibe a los niños, mismas actividades con pequeñas variaciones todas las semanas, comida, siesta, juegos y despedida. Supongo que es normal que haya personas que lo vean así pero eso es porque no han visto lo que es estar realmente con 19 niños de 4 y 5 años trasteando por un aula de 50 metros cuadrados. Una pura locura.

A mí ningún día me parece igual al anterior, siempre hay algo que los hace diferentes, pero lo más divertido es cuando los niños sueltan alguna de sus inquietantes preguntas o afirman algo tan seguros de sí mismos que, aunque no tengan razón, terminas por dársela. A veces son encantadores, a veces divertidísimos y otras veces son un auténtico agobio.

En mi escuela, y obviamente en mi clase, hay algo que siempre tenemos presente: la educación en valores y los temas transversales. No hace mucho tiempo compré un libro de Marisa del Carmen Martín, una gran educadora, en esta tienda de libros sobre aprendizaje que versaba sobre el tema y traía consigo muchas actividades para ayudar a los profesores a enseñar esos valores. Poco tiempo después empecé a realizar esas actividades en mi aula y, mediante juegos, les enseñaba a compartir, educación vial, respeto por los animales y el medio ambiente, paciencia y muchos valores más que son vitales en nuestra sociedad y de pronto empecé a recibir enhorabuenas por parte de padres y tutores porque los niños les decían qué habíamos estado haciendo en la escuela. Me emocionó muchísimo que se valorara mi trabajo pero lo mejor de todo, además de ver cómo iban aplicando  sus nuevos conocimientos en la vida diaria, fueron algunos comentarios de los niños y algunas cosas que los padres me iban contando.

Algunos de mis divertidos niños

Dentro de 15 días es Navidad y me parece que la educación en valores es un tema muy apropiado para estas fechas, por eso he querido haceros partícipes de todos esos momentos graciosos donde mis alumnos han sido protagonistas.

Un día estuvimos viendo imágenes de niños que jugaban como ellos lo hacen en el patio pero con una diferencia muy visible, la económica, pues los niños que veíamos no tenían dinero para juguetes y vestían ropas que les estaban grandes o incluso que estaban rotas. Así les expliqué que hay niños que no tienen la misma suerte que ellos y que por eso debemos estar agradecidos y, al mismo tiempo, intentar ayudar a los que son menos favorecidos que nosotros. Ese día, al llegar a casa, Marisa, de 6 años, les dejó una nota a sus padres en el salón “Queridos padres: me voy de casa porque no merezco vivir aquí. Un beso, Marisa. Estoy en el garaje. Adiós”.

Pablo, de 5 años, llegó a casa explicando también todo lo que había aprendido ese día y le dijo a su madre que de pensar que esos niños no tenían tanta comida como nosotros le había dado ganas de pedir su mayor tercer deseo: “Comerme un melón entero”, “¿y el primero y el segundo”, le preguntó su madre, y Pablo dijo “¡todavía me no lo he pensado!”.

Nadia, de 5 años, descubrió aquel día que había niños hindúes, muy pobres, que eran súper felices sin tener a penas nada, y que hablaban otro idioma diferente al nuestro, y que eran muy morenos, y que tenían los ojos muy grandes…. Y cuando llegó a casa le preguntó a su padre: “Papá, si yo me pongo muy morena, ¿Seguiré hablando español?”.

Los niños son un mundo por descubrir, con su inocencia, su picardía, sus preguntas curiosas y sus ocurrencias. Pero yo no soy la única que las vive. En esta web podéis encontrar muchas frases graciosas de niños pequeños. Disfrutadlas, a mí esos enanos siempre me alegran el día.

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