Llevo ya varios meses pensando en convertirme en donante de óvulos. Lógicamente no es una decisión que se haya de tomar a la ligera y por eso lo estoy meditando mucho. Hace unos meses, a mi prima le diagnosticaron infertilidad y su única posibilidad de ser madre se redice a la donación de óvulos lo que me ha hecho pensar que si no existieran mujeres anónimas, donantes, no habría ninguna posibilidad de que mujeres como ella pudieran cumplir su sueño y formar una familia con hijos.
Sé que no puedo pensármelo demasiado, pues a partir de los 35 ya no se permite la donación pues se entiende que nuestros óvulos pierden calidad, así que la decisión la he de tomar prácticamente ya. He estado investigado cómo funciona, en Ivi Dona lo explican muy bien, y cada vez estoy más convencida de que quiero hacerlo, quiero dar ese pequeño milagro a una familia, sea del tipo que sea.
No doy el perfil general, pero da igual
Según un estudio que he leído, en España el perfil de la donante anónima es el de una chica menor de 25 años y universitaria. Yo, lógicamente, me salgo de ese perfil porque los 25 ya los pasé hace tiempo y de universitaria ya no me queda nada, pero al menos aún entro en el rango de edad.
Además, algo que también me ha animado a hacer esto es que, desde hace unos días, España ha decidido crear un registro de donantes con el fin de que haya un control en todo momento. Antes me daba miedo llegar a pensar que podría llegar a tener cinco o seis hijos biológicos por ahí, lo cual sería un poco extraño, pero con el registro eso sería imposible.
Y es que son tantos los casos en los que podemos ayudar que no entiendo cómo no hay más donantes en el mundo. Sé que para algunos y algunas, este tema es tabú por religión pero, aún así, no logro comprender por qué tanta reticencia. A mi parecer lo que yo dono es la posibilidad de que otra mujer sea madre, no estoy donando ningún hijo mío o hija, por lo que mi cabeza no comprende cómo pueden haber tantos prejuicios al respecto.
He leído muchísimos casos de mujeres donantes en diferentes medios de comunicación, y todo son maravillosos. Supongo que alguna opinión negativa habrá al respecto, pero lo que yo he podido leer lo único que hace es animarme aún más hacia una decisión positiva.
Si intento pensar en cosas negativas que puedan apartarme la idea de la donación de la mente lo único que se me ocurre es la posibilidad de que, durante la extracción o durante el proceso de ovulación, yo sufra algún tipo de dolor. Pero entiendo que esto es algo que sólo voy a hacer una vez, algo por lo que puedo pasar a sabiendas de que puedo tener molestias porque estaré ayudando a alguien y porque es algo por lo que se puede pasar. Está claro que los hombres lo tienen más fácil pero a mí no me da miedo la complicidad, y si lo único negativo que encuentro es esto creo que todo lo demás merece la pena.
Me esperaré a que pase el verano, porque soy consciente de que tienen que hormonarme para que ovule una cantidad considerable de ovocitos antes de la extracción y no tengo ningunas ganas de quedarme en casa con molestias en pleno agosto, pero yo creo que allá por octubre me acercaré a IVI, casi con total seguridad, a informar de mi decisión y para que me hagan los estudios pertinentes.
Porque esa es otra ventaja, todos los estudios que hacen a las donantes para confirmar su fertilidad, así como su estado de salud, son perfectos para confirmar que el día de mañana yo misma podré ser madre, así que nunca viene mal que te hagan este tipo de estudio.
De hecho, he estado pensando incluso que si el día de mañana se eliminara el anonimato y se presentara en mi casa un chico o una chica que quisiera conocer a su madre biológica no me molestaría para nada. Esa persona tendría derecho a conocer su procedencia y no por eso yo pasaría a ser su madre, para nada, podría ser una amiga de su familia, una conocida que le cuenta su árbol genético (que no familiar) y nada más…
Creo que al final lo haré… estoy casi segura.