Soy de esas personas que, aunque con 40 años, creo que cualquier tiempo pasado fue…diferente. No me gusta decir eso de que fue mejor, porque cada uno, como pasa en la vida, contará la fiesta según le vaya. Pero tengo claro que si echamos un vistazo atrás vamos a encontrar detalles que nos hagan pensar que lo que vivimos fue mejor. Me siento como una desplazada cuando leo ciertas noticias, cuando escucho a los jóvenes…la verdad es que el progreso no va conmigo. Por eso me he convertido en un experto en tiempos de vintage.
Por poner un ejemplo, al final cuando estás en un momento complicado siempre vuelves al pasado. Porque como dice esa frase, “solo eres feliz cuando regresas a lo que fuiste”. Y así fue cuando la famosa pandemia y el momento de confinamiento. ¿Qué se puso de moda? Pues el volver a hablar con los amigos, el llamar a las familias, pero también el volver a recordar cosas que se hacían hace años. Fue curioso ver la programación de televisión donde emitían cosas del pasado. Además en las redes sociales se puso de moda el recuperar objetos del pasado y volver a hacer cosas que no hacías. Por ejemplo, el hacer pan.
Mi vida es de una nostálgica. Echo de menos muchas cosas. La verdad es que es cierto que las nuevas tecnologías nos han ayudado en muchas cosas, pero en otras cosas nos han hecho más tontos. Echo de menos cuando se iba a un bar sin móviles y lo único que hacías era reír y contar historias. Por suerte, en mi época de juventud no había móviles que grabaran porque si no…pobre de mí. Y es que ahora parece que si no lo grabas, no eres feliz. No entiendo a esa gente que va a un concierto de música y se ponen a grabar todo el rato, sin disfrutar. Por eso en los conciertos de nostalgia de los 90, vemos muy pocos.
Una vida artificial
Y hay más cosas en las que me siento desubicado. No entiendo las palabras modernas que se usan entre los jóvenes. No entiendo que los jóvenes estén pegados a una pantalla de móvil para ver jugar a otros a videojuegos como ocurre con los youtubers. Tampoco entiendo que nos dejemos regir por los ideales de los instagramers. No lo entiendo. Nos demuestra una falta de madurez y de decisiones propias que no puedo creer. Son vidas artificiales, vidas de postureo.
Y ahora me pongo serio. Porque lo que menos me gusta de este nuevo mundo es la falta de respeto y empatía que hay por nuestros mayores. No me puedo creer que no se tenga en cuenta su experiencia para analizar la situación. Y ya lo peor es cuando veo que no les dejan sentarse en el transporte público o que cuando están haciendo cola no les ceden la posición. Estas cosas que odio de este tiempo moderno. Y que hace años no podrían pasar. Al igual que ocurre con los maestros.
Y sí, soy una friky de coleccionar cosas del pasado. De esas que disfrutaron con los CDs, jugando a las chapas con los amigos, a la peonza y a tantos y tantos juegos que ya no están de moda. Por eso me gusta mucho Internet para estas cosas. Si en algo he sacado algo positivo de las nuevas tecnologías, es por esto. Al menos puedo volver al pasado. Y lo hago visitando páginas en las que encuentro objetos de otros tiempos. Por ejemplo me gusta mucho visitar LiquiStocks. Siempre tienen paquetes o lotes por ejemplo muñecos de otros tiempos o videojuegos. Me gusta ver que todavía siguen presentes en nuestras vidas.
La verdad es que antes se valoraba más el cara a cara, la presencia y, sobre todo, la conversación. Miro fotos de mis años en el instituto y veo que en nuestras caras había gestos de felicidad, de inocencia…
No me gusta la vida políticamente correcta en la que nos hemos convertido. Y siempre digo lo mismo, en estos días que vivimos no se podría haber rodado La Vida de Brian. Lo tengo claro. Una película en la que se hacía humor con condiciones sexuales, políticas o de raza, ahora mismo sería carne de redes sociales. La policía de lo correcto a base de tuiter se encargaría de ponerte a pies de los caballos.
Ah, y no me gusta el fútbol moderno. Pero de esto ya hablaremos otra vez. Por eso, si tuviera que resumir mi vida en cuatro palabras, las tengo claras: “El pasado fue mejor”.