Es increíble cómo el miedo al dentista puede afectarnos tanto que preferimos aguantar el dolor hasta el final, antes de sentarnos en ese temido sillón. Mi mejor amiga es el ejemplo perfecto de lo que este miedo puede llegar a causar. A veces pienso en todo lo que nos podríamos evitar si superáramos este temor que, en realidad, suele ser injustificado. Mi amiga llevaba años, creo que quince, evitando ir al dentista por culpa de una mala experiencia que sufrió cuando era niña, y lo pagó bastante caro.
Recuerdo perfectamente el día en el que apareció en mi casa con la parte derecha de la cara hinchada. Estaba pálida, y la mezcla de dolor y los nervios la hacía temblar. Me contó que llevaba semanas con molestias en una muela, pero, como siempre, había estado evitando ir al dentista. Había intentado sobrellevar el dolor con calmantes, pero cada vez le hacían menos efecto, hasta que llegó un punto en que no pudo más.
Me costó bastante convencerla, pero, al final logré que accediera a ir al dentista. Estaba tan asustada que no podía dejar de moverse mientras esperábamos la consulta. Cuando finalmente el dentista la examinó, la noticia fue devastadora: tenía un flemón, lo que se conoce clínicamente como un absceso dental, y el dolor se debía a una infección grave en la muela. Para ella, fue como si el mundo se le viniera abajo. Ya no había vuelta atrás, tenía que dejarse curar.
¿Qué es un absceso dental?
Un absceso dental, como el que sufrió mi amiga, es una acumulación de pus en el interior del diente o de las encías. Se produce cuando una infección bacteriana penetra en el diente, ya sea por una caries sin tratar, un golpe o alguna fisura que permita que las bacterias se instalen. Este tipo de infección genera un dolor muy agudo, e incluso fiebre. Y lo peor es que el absceso no desaparece solo: necesita tratamiento urgente para evitar que la infección se propague.
Por si el dolor y la fatiga no eran suficientes, la situación de mi amiga se complicó aún más. Al analizar la gravedad de la infección, el dentista descubrió que la infección se había extendido desde la muela hasta la mandíbula. Esta noticia me preocupó profundamente, y no era para menos.
¿Qué pasa cuando una infección se extiende a la mandíbula?
Cuando una infección dental llega a extenderse a la mandíbula, las consecuencias pueden ser graves. En casos extremos, la infección puede alcanzar los huesos de la mandíbula, algo conocido como osteomielitis. Además de causar dolor intenso y riesgo de fiebre, este tipo de infección puede dañar el hueso y generar problemas de estabilidad en los dientes cercanos. En situaciones aún más graves, las bacterias podrían llegar al torrente sanguíneo y afectar a otras partes del cuerpo, creando un cuadro médico complicado.
El tratamiento que le hicieron a mi amiga incluyó primero un proceso para drenar el absceso y reducir la infección. Luego, para asegurarse de eliminar completamente las bacterias, tuvo que tomar antibióticos por un tiempo. Finalmente, una vez que la infección estuvo controlada, el dentista extrajo la muela infectada. Aunque estaba muy nerviosa, salió aliviada y, estas fueron sus palabras, “nunca me había sentido tan bien después de una consulta dental”. Me confesó que no podía creer el tiempo que había perdido y el dolor que soportó por un miedo que, en realidad, no tenía sentido. Aquella mala experiencia pasó cuando tenía doce años y, seguramente, fue causada por una mala elección de la clínica. Pero ahora ya lo tenía claro, después de todo lo que le había pasado, me juró que nunca más dejaría pasar tanto tiempo sin visitar al dentista.
¿Por qué tanto miedo al dentista?
No podía dejar de pensar en todo esto. Es impresionante hasta qué punto algunas personas permiten que el miedo controle su vida, a pesar de las posibles consecuencias. Y, en realidad, con los avances en odontología de hoy en día, es cada vez menos frecuente tener una mala experiencia. Si eliges un buen dentista y una clínica que cuente con buenas opiniones, lo normal es que recibas un trato amable y profesional, donde se priorice el bienestar de los pacientes.
Leyendo un poco más sobre el tema, me encontré con una historia aún más impactante. Un hombre desarrolló una grave infección en las encías que terminó afectando su corazón. Al parecer, al no haber tratado a tiempo una enfermedad periodontal, las bacterias llegaron hasta su sistema circulatorio y terminaron en las válvulas cardíacas, obligándolo a una cirugía a corazón abierto. Me quedé atónita y bastante asustada. ¿Es posible que una simple infección dental pueda llevar a algo tan extremo?
¿Es real esta noticia?
A raíz de esa historia, decidí llamar a la clínica dental HQ Tenerife, que sé que cuenta con las últimas tecnologías y un equipo de profesionales altamente capacitado. Les pregunté si lo que leí era cierto y cómo una infección bucal podía llegar a causar problemas tan graves. Me explicaron que, efectivamente, las bacterias de las encías infectadas pueden entrar en el torrente sanguíneo y afectar órganos vitales. En el caso de una infección periodontal no tratada, las bacterias pueden viajar a través de la sangre y afectar el corazón, los riñones o incluso el cerebro en casos raros.
¿Cuáles son las bacterias más peligrosas que pueden entrar en el torrente sanguíneo?
La clínica me explicó cuáles eran las bacterias más comunes y dañinas.
-Streptococcus mutans: Esta bacteria, que suele vivir en la boca, produce ácidos que pueden deteriorar el esmalte dental y facilitar la aparición de caries. Cuando una persona tiene una infección bucal o una periodontitis severa, Streptococcus mutans puede entrar en el torrente sanguíneo y llegar al corazón, donde puede causar una endocarditis infecciosa, una infección grave en el revestimiento interno del corazón y en las válvulas.
–Porphyromonas gingivalis: Se encuentra principalmente en personas con enfermedades periodontales avanzadas. Esta, no solo afecta la salud bucal; también produce enzimas y toxinas que pueden inflamar las encías y llegar al torrente sanguíneo. Desde allí, se ha demostrado que puede influir en enfermedades cardiovasculares y aumentar el riesgo de problemas cardíacos.
-Fusobacterium nucleatum: Esta bacteria es particularmente común en las infecciones de las encías. Lo preocupante es que, al ingresar al sistema circulatorio, se ha asociado con infecciones en órganos vitales y hasta se ha vinculado con el riesgo de desarrollar enfermedades como la aterosclerosis.
-Aggregatibacter actinomycetemcomitans: Esta bacteria suele encontrarse en la periodontitis agresiva. Al igual que otras bacterias bucales peligrosas, pueden trasladarse a través de la sangre e influir en problemas cardíacos, e incluso se ha relacionado con infecciones en válvulas cardíacas.
¿Qué pasa cuando estas bacterias entran en el torrente sanguíneo?
Cuando las bacterias de la boca logran acceder al torrente sanguíneo, pueden desplazarse por todo el cuerpo. Esto puede provocar inflamación en distintas zonas y causar infecciones graves, especialmente si se encuentran tejidos sensibles o ya debilitados. En el caso del corazón, por ejemplo, las bacterias pueden adherirse a las válvulas cardíacas y provocar una infección llamada endocarditis bacteriana. Esta enfermedad es muy peligrosa, ya que la inflamación en las válvulas cardíacas puede alterar el flujo de sangre y, si no se trata, causar daño permanente e incluso resultar fatal.
En el caso que vi en internet, la persona terminó en una cirugía de corazón debido a una infección causada por bacterias orales que llegaron al torrente sanguíneo. Los médicos descubrieron que el estado avanzado de su enfermedad periodontal permitió que las bacterias se acumularan en sus válvulas cardíacas. Al parecer, el tiempo que pasó sin tratar su salud bucal fue suficiente para que las bacterias causaran un daño irreversible, lo que le obligó a realizar a una operación a corazón abierto para limpiar la infección y reparar las válvulas afectadas.
Mis 5 trucos psicológicos para vencer el miedo al dentista
Después de escuchar todo esto y de ayudar a mi amiga, he aprendido a no dejar que el miedo me controle. Ahora os voy a compartir cinco trucos que me han ayudado a superar la ansiedad cuando tengo que visitar al dentista:
- Saber exactamente qué procedimiento van a hacerme y cuál es su duración me ayuda a prepararme mentalmente ya evitar sorpresas.
- La respiración profunda me relaja. Siempre que siento que me estoy poniendo nervioso, tomo varias respiraciones profundas y lentas para calmarme.
- Escucho música relajante antes de la consulta. Algunos dentistas incluso permiten que utilice auriculares durante el procedimiento. Esto me ayuda a distraerme y centrarme en algo agradable.
- En lugar de pensar en el dolor, me enfoco en los beneficios. Me digo a mí misma que me estoy cuidando y que, al ir al dentista, estoy evitando problemas mayores en el futuro.
- Me imagino saliendo de la clínica sintiéndome aliviada y contenta, como le pasó a mi amiga después de su tratamiento. Esta imagen positiva hace que me sienta más motivado a enfrentar el miedo.
No te lo pienses más
No te la juegues con tu salud. Ya has visto que una caries o la inflamación de las encías no son tonterías que puedes estar aguantando continuamente. Por mucho que los calmantes te ayuden con el dolor, puede haber cosas mucho más importantes en juego.