Cuando mi hijo comenzó a tener dificultades en la escuela, me sentí profundamente preocupada y frustrada. Siempre había sido un niño curioso y entusiasta, pero de repente sus notas empezaron a bajar y su interés por el aprendizaje parecía desvanecerse. No sabía qué hacer ni cómo ayudarlo, y ver su lucha diaria me partía el corazón. Fue entonces cuando alguien me sugirió la idea de buscar la ayuda de un psicopedagogo, una recomendación que, en retrospectiva, marcó un punto de inflexión en la vida académica de mi hijo.
Decidí investigar un poco más sobre lo que un psicopedagogo podía ofrecer. Aprendí que estos profesionales se especializan en el diagnóstico y tratamiento de problemas de aprendizaje y conducta en el entorno escolar. Esto me dio esperanza, así que concerté una cita con uno de los más recomendados en nuestra ciudad.
Desde la primera sesión con Cristina Hormigos, ella se mostró extremadamente comprensiva y profesional. Se tomó el tiempo necesario para conocer a mi hijo, no solo desde el punto de vista académico, sino también emocional. A través de diversas evaluaciones y observaciones, Cristina pudo identificar que mi hijo tenía una dificultad específica con la atención y la organización, factores que afectaban su rendimiento en clase y sus tareas en casa.
La psicopedagoga desarrolló un plan de intervención personalizado, centrado en mejorar las habilidades de atención y organización de mi hijo. Lo que me sorprendió gratamente fue su enfoque integral: no se trataba solo de mejorar las notas, sino de fomentar un ambiente positivo hacia el aprendizaje y aumentar la autoestima de mi hijo. Cristina también nos involucró a nosotros, los padres, proporcionándonos estrategias para apoyar a nuestro hijo en casa y mantener una comunicación constante con los profesores.
Una de las primeras estrategias que implementamos fue la creación de un horario de estudio estructurado. Ella enseñó a mi hijo a dividir sus tareas en partes más manejables y a establecer objetivos específicos para cada sesión de estudio. Esta simple técnica hizo maravillas: mi hijo dejó de sentirse abrumado por la cantidad de trabajo y empezó a gestionar su tiempo de manera más eficaz.
Otra herramienta valiosa que la profesional introdujo fue el uso de técnicas de atención plena para mejorar la concentración. A través de ejercicios de respiración y actividades de mindfulness, mi hijo aprendió a centrarse mejor en sus tareas y a reducir la ansiedad que a menudo le impedía rendir adecuadamente en los exámenes. Estas prácticas no solo mejoraron su rendimiento académico, sino que también contribuyeron a su bienestar general.
Los resultados no fueron inmediatos, pero con paciencia y constancia, comenzamos a ver un cambio notable. Poco a poco, las notas de mi hijo empezaron a mejorar. Lo más gratificante fue ver cómo recuperaba su entusiasmo por aprender y cómo aumentaba su confianza. Ya no se sentía derrotado por los desafíos académicos, sino que los enfrentaba con una actitud positiva y proactiva.
El impacto de la ayuda de Cristina no se limitó a las notas. Mi hijo también desarrolló habilidades valiosas para la vida, como la capacidad de planificar, establecer objetivos y manejar el estrés. Estas habilidades le serán útiles mucho más allá de la escuela, preparándolo mejor para cualquier desafío futuro.
¿Qué funciones desempeña un psicopedagogo?
Un psicopedagogo desempeña una variedad de funciones cruciales para apoyar el aprendizaje y el desarrollo emocional de los estudiantes en diferentes contextos educativos. Su trabajo es integral y abarca la evaluación, intervención, asesoramiento y apoyo tanto a estudiantes como a profesores y familias. En este sentido, algunas de las funciones más habituales de su trabajo son:
- Evaluación psicopedagógica: implica utilizar diversas herramientas y técnicas para identificar las dificultades de aprendizaje, necesidades educativas especiales y problemas emocionales o conductuales que puedan estar afectando el rendimiento escolar de los estudiantes.
- Intervención y apoyo educativo: una vez identificadas las necesidades específicas de los estudiantes, el psicopedagogo diseña y aplica programas de intervención para mejorar el aprendizaje y el desarrollo personal.
- Asesoramiento a profesores y padres: el psicopedagogo actúa como un enlace vital entre la escuela y el hogar. Proporciona asesoramiento y orientación tanto a los profesores como a los padres para garantizar que las estrategias educativas y de apoyo sean coherentes y efectivas.
- Orientación vocacional y profesional: otra función importante del psicopedagogo es la orientación vocacional y profesional, especialmente en los niveles educativos superiores. Ayuda a los estudiantes a explorar sus intereses, habilidades y opciones de carrera, proporcionando herramientas y recursos para la toma de decisiones informadas sobre su futuro académico y profesional.
- Apoyo emocional y desarrollo personal: los psicopedagogos también desempeñan un papel clave en el apoyo emocional y el desarrollo personal de los estudiantes. Trabajan para fomentar un entorno escolar positivo y seguro, y ayudan a los estudiantes a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia.
- Investigación y desarrollo: participan en la investigación educativa para desarrollar y evaluar nuevas metodologías y estrategias de intervención. Su objetivo es mejorar continuamente la calidad de la educación y el apoyo que se brinda a los estudiantes.