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La conciencia sobre la salud oral empieza en casa… y continúa en el colegio

Cuando hablamos sobre “concienciar a una persona”, automáticamente todos solemos pensar en las mismas cosas, sin distinción: la contaminación y el medio ambiente, la importancia de proteger a la mujer o al colectivo vulnerable, la importancia de tener estudios, ahora que está la economía tal y como está…

Y es que el tema de la “conciencia”, con el paso de los años, se ha derivado a temas que todos consideramos de interés y de actualidad. Sin embargo, otros temas olvidados también son igual de importantes que todos ellos… y merecen, si no más, al menos la misma atención.

 

¿Qué es, exactamente, tomar conciencia… y por qué es importante?

Cuando hablo con mis críos de infantil, veo a personitas nuevas en el mundo que todavía no tienen la suficiente mentalidad como para racionalizar. Cuando le metemos una enseñanza (ya sea que hay que estar calladitos cuando habla un compañero, o que deben pedir permiso para coger el juguete de otro compañero), automáticamente pueden entrar en una rabieta. Y esto es así, porque, hasta cierta edad, su “mentalidad” se basa en “me gusta”, “no me gusta”.

Y, como profe, tenemos que “donarles la píldora” para que esa rabieta de “no me gusta”, se convierta en algo que les atraiga y comprendan por qué deben hacerlo. ¡Y os aseguro que no, no es un trabajo en absoluto sencillo! Hacer que un crío tan pequeño tome conciencia (por la basura, por el respeto, por la salud…) es, en mi opinión, una de las cosas más difíciles de conseguir. Sin embargo, una de las cosas que más necesitamos las profes (sobre todo las de infantil) es empeño, esmero… y muchísima paciencia.

De una forma muy, muy profunda, podríamos decir que tomar conciencia es despertar.

¿Y a qué nos referimos con ese despertar? Pues es literalmente eso: es mirar a tu alrededor y comprender que nuestras acciones repercuten en el mundo que nos rodea… tanto positiva como negativamente. Es entender que nuestras decisiones pueden beneficiar o dañar a otras personas, que lo que elijamos hacer o no hacer puede perjudicar el planeta, a otra persona o, incluso, a nosotros mismos.

Y los temas de actualidad en los que el ser humano está intentando que sus predecesores tomen conciencia son muy numerosos, como ya has podido leer arriba. Pero también has podido leer que nos falta añadir a esa lista esos temas que todos huimos por defecto, esos temas que a nadie les interesa… ya sea por miedo, por falta de interés o por falta de información.

 

Antes que nada, recuerda que la educación empieza en casa… no en el colegio

Como profe de infantil, creo interesante, antes de entrar en materia, aclarar este concepto. Y de verdad, no os imagináis la de veces que las madres y padres nos echan en cara cosas que los niños han de traer aprendidos de casa. Por eso, el debate de dónde se aprende y dónde se educa es un tema de gran interés para los educadores infantiles.

¿Dónde debe educarse un niño y dónde debe aprender? Para eso, es necesario establecer diferencias entre ambas… para que comprendáis, con total claridad, dónde se inicia cada proceso sin que pueda haber lugar a dudas.

  • Aprender es, según la RAE, “adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio, el ejercicio o la experiencia”. Es decir, aprender conocimientos nuevos mediante estudios, enseñanzas y profesionales.
  • Educar es, según la RAE, “Desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas de una persona de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece”. Es decir, ¡es integrar a una persona en las normas y morales de convivencia de una sociedad!

¿Y cuándo ha de empezar una nueva vida a integrarse en la sociedad? ¿En la escuela? ¡No, en absoluto! Las relaciones sociales, por si no lo sabían, así como los afectos cognitivos y familiares, empiezan a desarrollarse desde que el niño está en lo brazos de sus padres por primera vez. Este tipo de uniones no se fraguan en el colegio, se fraguan en casa, y es mega importante que los padres empiezan a establecer una serie de pautas y normas de convivencia desde el minuto uno.

¿Qué quiero decir con esto? Que esperar a que el niño entre en la escuela para recibir pautas de comportamiento y de respeto es un error garrafal. Este trabajo empieza en los padres, porque estos son su primea figura de afecto y de autoridad, y son las primeras personas a las que va a convertir en referentes. Quiere decir que, si el niño ve a su padre insultando a otra persona, el niño va a aprender que está bien insultar a otras personas para conseguir lo que quiere. Pero si el padre le enseña que insultar está mal y que debe respetar a todos por igual, ese niño aprenderá desde primera hora que no debe meterse con ese chico nuevo en clase que tiene la piel negra y que no está muy bien integrado entre sus compañeros.

Así pues, aprende esto: se educa en casa y se aprende en el colegio.

 

Concienciar sobre la salud oral es algo cada vez más necesario… y, por ello, hay que aprender a crear pautas en los niños para que creen un hábito

A pesar de lo importante que es lavarse los dientes, cada día, en el jardín de infancia, veo a enanos de todas las edades que no tienen el hábito bien instaurado de lavarse los dientes después de cada comida. ¡Algo que es imprescindible para la correcta salud oral!

¿Qué sucede? Cuando los nuevos papis no saben demasiado todavía sobre lo importante que es la autonomía personal (o sea, darles a sus hijos pequeñas responsabilidades acordes a su edad para que adquieran madurez y autoestima) ni sobre lo importante que es, al mismo tiempo, enseñarles sobre la salud en cualquier ámbito, deja que su hijo lo redirija inconscientemente con sus rabietas. Pero la realidad es que es importantísimos educarles en salud… sobre todo en salud oral, la vieja abandonada.

Para que un hábito se instaure correctamente en la rutina de una persona, ha de hacerse en la edad más temprana posible, porque, de esta forma, el niño asimila un patrón de comportamiento en su conducta y, sin que tengamos que decirle nada, poco a poco aprende a que, después de cada comida, ha de ir a coger el cepillo de dientes y lavárselos. TODOS los dais.

Para que aprendáis un poco sobre las edades y sus autonomías, os hago saber pequeñas pautas:

  • Un niño con tres o cuatro años ya es capaz de coger cosas con sus manos (no demasiado pesadas). Esto quiere decir que ya puedes practicar con él el cepillado (ojo, ayúdale. Aún no está preparado para hacerlo por sí solo).
  • La mayoría de los niños pueden cepillarse los dientes por sí solos cuando tienen 7 u 8 años de edad. Por lo tanto, si con tres o cuatro años ya has empezado a meterle el hábito, con 7 u 8 años ya será capaz de poder cepillarse los dientes por sí mismo… y no tendrás que ir detrás de él para que lo haga.

Desde Consejos Dentistas nos advierten que es super importante instaurar en un niño, a la edad más temprana posible, el hábito de la salud oral. Nos dicen, además, que no debemos olvidar que una caries (que es el problema más común en críos) puede derivar en otras enfermedades, tales como infección, gingivitis o cambios de posición en los dientes. Por lo tanto, crear un hábito es, aunque no te lo creas, una de las cosas más importantes cuando son críos.

 

¡No olvides que los dientes de leche también pueden padecer caries!

Muchas personas piensan que, por ser de leche, no pasa nada que un diente se pique. Total, dentro de poco se va a caer y va a ser reemplazado por el diente que le acompañará toda su vida.  ¡Esto es un error totalmente garrafal! Sí, los dientes de leche también se pican. ¡Y sí, los dientes de leche también se tratan!

Por supuestísimo que ese diente de leche picado va a caerse y va a ser sustito por el diente de leche que va a acompañarlo toda su vida… ¿pero acaso no sabes que, dejar un diente picado en nuestra boca mucho tiempo, puede derivar en un problema mucho, mucho mayor?

Un diente picado, sea de leche o no, puede provocar una infección. ¿Qué significa esto? Que una infección no se va a quedar en el sitio donde se origina, ¡ni muchísimo menos! ¡Las infecciones se extienden! Y lo que, en inicio, puede suponer una infección en la boca, puede derivar en una infección en la mandíbula o, incluso, ¡en la propia sangre! O sea, ¡una septicemia!

Esta es otra buena razón por la que los padres han de iniciar en el hábito a sus hijos sobre lavarse los dientes… y por qué nosotros, como educadores infantiles, tenemos que seguir (no empezar) instaurando la importancia de la salud oral desde que un niño es pequeñísimo.

 

Recuerda esto: como padres, la responsabilidad de educar a tu hijo es solo vuestra

No deleguéis en los profes la responsabilidad de educar a un niño em cuidado ambiental, higiene y salid, ética y moral, respeto, paciencia, y en todos los comportamientos sanos que una persona integrada en una sociedad debe tener.

Esa responsabilidad es solo vuestra… aunque nosotros, en el cole, la potenciemos aún más.

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