Mejor por dentro y por fuera

¿Sabéis? Llevo ya varias semanas comiendo de forma sana y equilibrada al tiempo que he eliminado de mi vocabulario la palabra “dieta”. Y es que cada vez estoy haciendo más caso a todo lo que leo sobre nuestra forma de comer y lo que era antes la dieta mediterránea y en lo que se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo, lo que me ha llevado a estar cada día más concienciada con lo que dicen muchos nutricionistas como Juan Llorca entre otros, y es que si queremos estar sanos y en nuestro peso ideal no hay que recurrir a las dietas que, de por sí, tienen caducidad, lo que hay que hacer es cambiar nuestros hábitos de vida y plantearnos llevar una alimentación mucho más saludable.

Juan Llorca, el nutricionista que os he mencionado, es especialista en alimentación infantil, pero la realidad es que se puede adaptar todo lo que él recomienda a la alimentación adulta. No obstante, hay otros reconocidos nutricionistas que podéis seguir y que hablan sobre lo mismo, como Aitor Sánchez (al que podéis seguir en Instagram en @midietacojea) o Gabriela Uriarte (@gu_nutricion). Os digo esto porque no es necesario acudir a la consulta del nutricionista para saber lo que es comer sano (aunque sí es recomendable, por supuesto, sobre todo si tenéis mucho desorden), lo importante es comprender las bases por las que ellos apuestan y que me han ayudado a mí a perder 6 kilos sin hacer lo que conocemos como “dieta”.

Y es que lo que ellos proclaman tiene muchísimo sentido. Cuando hacemos una dieta, la que sea, la llevamos a cabo para perder “X” kilos, y cuando ya hemos conseguido nuestro peso igual tenemos dos opciones: volver a comer lo que nos dé la gana u optar por una dieta de mantenimiento que, al fin y al cabo, sigue siendo una dieta. Sin embargo, cuando lo que hacemos es cambiar nuestros hábitos alimenticios por unos verdaderamente saludables no hay una fecha de caducidad para dejar de hacerlo porque, de lo que se trata, es de comer siempre de esa forma siendo conscientes de que cuando comemos cualquier “porquería” lo hacemos porque nos da la gana, como algo especial y sabiendo las consecuencias que eso conlleva.

Si nadie nos engaña, no podemos decir que hemos vuelto a coger kilos por culpa de un efecto rebote después de dejar la dieta.

Tal vez no me esté explicando del todo bien porque tiendo a mezclar conceptos pero creo que a continuación os lo voy a dejar más claro que el agua.

En una dieta tradicional, ya sea hipocalórica, hiperproteica o cualquiera de sus variantes, una de las primeras cosas que se eliminan (o se limitan) es el aceite de oliva y, si bien es verdad que hablamos de un producto muy calórico, todo lo que nos aporta el AOVE son beneficios:

  • Ayuda a proteger la mucosa del esófago de la acidez existente en el estómago  y favorece la digestión y absorción de nutrientes en el intestino.
  • Favorece el tránsito intestinal combatiendo el estreñimiento.
  • Ayuda a reducir el riesgo de enfermedad coronaria al disminuir el colesterol total y el LDL o “malo” y mantener o aumentar el colesterol “bueno” o HDL.
  • Ayuda a mejorar el control metabólico de la diabetes.
  • Previene la aparición de distintos tipos de cáncer, como el de mama o el de colon.
  • Retrasa el desarrollo de la aterosclerosis, una enfermedad muy común y base de la hipertensión y los infartos.
  • Protege frente al desarrollo de afecciones cardiovasculares, gracias a su acción antiinflamatoria y antitrombogénica.

Y estos son solo algunos de esos beneficios ya que también podríamos hablar de los beneficios que tiene sobre la piel o de su efecto saciante, de ahí que los nutricionistas actuales sí recomienden su uso, aunque queramos perder peso. Yo misma, que me decidí a comprar este aceite de oliva Picual de Jaén, he estado usándolo desde el primer día en ensaladas o por las mañanas cuando me hago la tostada de pan integral con tomate fresco rallado y, como ya he adelantado, he perdido ya 6 kilos de peso.

Comer sano, comer bien

De lo que se trata, básicamente, es de comer alimentos naturales y desterrar aquellos productos que nos puedan causar daño. Eso significa que todo ultraprocesado debe quedar descartado de nuestra dieta y, para que os hagáis una idea, cualquier producto de supermercado que contenga más de 5 ingredientes es un ultraprocesado. Para asegurarnos de que lo que compramos es sano, además, debemos comprobar que el primer ingrediente que aparece en la lista de la etiqueta es, siempre, el más lógico.

Por ejemplo, si compramos “salsa de tomate frito” la etiqueta debería tener menos de 5 ingredientes y el primero que apareciera debería ser tomate. En otras palabras, esa etiqueta podría contener ingredientes como tomate, aceite de oliva, cebolla, sal y azúcar. Eso estaría más o menos bien (aunque también habría que saber qué cantidad de azúcar contiene, pero ese es otro tema), lo que no estaría bien es que tuviera esos 5 ingredientes más acidulcantes, estabilizadores de sabor, colorantes y aromas (por ejemplo).

Otro ejemplo, si compramos una hamburguesa de vacuno lo normal sería que tuviera carne de vacuno al 100% y nada más, pero eso es casi imposible a no ser que compres un trozo de carne en la carnicería y la piques tú mismo en casa así que, por conformarnos, podríamos hablar de una hamburguesa de vacuno cuya etiqueta marca carne de vacuno al 99% y sal 1%. Esa es la nueva hamburguesa de hacendado (Mercadona) que viene congelada en un envase de cartón marrón y rojo, la “hamburguesa Natural”. Ahora bien, si nos vamos a las otras hamburguesas del mismo supermercado que se venden sin congelar y son más económicas encontraremos este etiquetado: carne de vacuno al 80,9%, agua, sal, fibra vegetal, cereales, especias, aroma de carne, conservador, antioxidante y trazas de soja.

Es impresionante comparar ambas etiquetas ya que hablamos del mismo supermercado con su misma marca blanca pero es el mejor ejemplo que puedo daros para que veáis lo que podría catalogarse como sano y lo que no.

Dicho esto, ¿qué es lo que sí deberíamos comer? Pues alimentos naturales como fruta, verduras, legumbres, lácteos, carnes sin procesar, pescados sin procesar, algún procesado sano, especias para hacer recetas estupendas, etc.

¿Y qué es lo que no deberíamos comer? Pues productos ultraprocesados, bollería, azúcar, zumos (mejor la pieza de fruta entera que el zumo aunque sea natural), etc.

Sí comiésemos así de sano todos los días no sería necesario hacer ningún tipo de dieta, así de simple. ¿Significa eso que no puedo volver a probar el chocolate en la vida? Pues por supuesto que no porque, para empezar, el cacao puro no tiene nada de malo y ahora mismo existen procesados sanos de cacao que son perfectos para calmar nuestras ganas de chocolate pero, además, hay que tener en cuenta que si un día te comer una napolitana de chocolate no pasa nada, siempre y cuando seas consciente de lo que estás comiendo y sea una excepción (no algo que forme parte de tus hábitos alimenticios).

Ahora bien, está claro que aunque hagamos la masa en casa y pongamos siempre alimentos naturales, comerte una pizza puede que no sea lo ideal para una persona que quiera adelgazar así que se puede buscar alguna receta que sustituya la masa de harina de trigo por otras cosas como la base que pizza que se puede hacer con coliflor, o la que hacen también algunas personas con rodajas grandes de calabacín tostadito. Riquísimas.

Si empezáis a cuidar vuestra alimentación y además añadimos algo de ejercicio a vuestra rutina diaria notaréis los beneficios enseguida y sin esfuerzo porque eso también os lo digo, yo no estoy haciendo ningún tipo de esfuerzo porque no pienso es que esto sacrificándome haciendo una dieta sino en que estoy comiendo normal, de forma sana, y ya está.

¿Y qué ejercicio podéis hacer? Pues en realidad podéis practicar cualquier tipo de ejercicio, el que más os guste. Yo, como no tenía ningún tipo de fondo físico y no quería arriesgarme a lesionarme o a empezar algo y dejarlo a los dos días porque no me gustase, lo que hago simplemente es salir a andar, a paso ligero, no vale caminar de paseo. Y andando a paso ligero durante unos 45 minutos diarios (gasto un total de 1 hora entre que me dicho y demás en esto) y mi nueva alimentación estoy consiguiendo unos resultados mucho mejores que cuando he hecho dietas estrictas que me suponían un sacrificio enorme y que, al final, no me reportaban nada a cambio, o casi nada.

¿Te apuntas a la alimentación saludable y la actividad física para sentirnos mejor por dentro y por fuera?

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